lunes, 12 de mayo de 2014

El de la barra de metal...




Esta noche nadie va a probar mi barra de metal, no os asustéis. 

Llevo un tiempo queriendo escribir un post sobre música (y pongo post en cursiva porque mi profesora de Lingüística se empeña en que los anglicismos debemos escribirlos en cursiva. Algún día, cuando apruebe, le enseñaré el blog, XD ). 

No es que me caracterice por ser una persona con un gusto musical concreto, me gusta "casi" todo. Probablemente se debe a que Madre se ha pasado media vida diciéndome que a ella el "chimpunchin" ese no le gusta y por tanto nunca me han llamado la atención estilos como el hardcore o el bacalao pero los respeto ¿eh? Porque además, ¿quién no ha bailado alguna vez esta música a horas intempestivas cuando en la discoteca lo único emocionante que pasa ya es que se te pegan los pies al suelo porque hay más alcohol ahí que detrás de las barras?

La música en general es bien (y lo digo yo que casi soy maestro de música). Pienso que es algo que mueve montañas. Si algún día me levantara y me dijeran que la música se ha exterminado por completo de la faz de la Tierra, lo más probable es que agarrara el bote de champú e hiciera alguna locura... ¡No quiero ni imaginármelo!

El caso es que hace algún tiempo, cuando mi vida era monótona y aburrida, mi querida amiga R me comentó que estaba escuchando un grupo nuevo y tal. Me dijo que no eran muy conocidos pero que las letras molaban y me animó a que los escuchara. ¿Sinceramente? Me parecieron una birria. Mientras ella (y otros tantos) los escuchaban a todas horas, yo no podía ni hacerlo. Al final me paso como con todo, me llegó el conocimiento tarde y cuando yo empecé a ponerlo en mi coche y a disfrutarlos, siempre me cambiaban de canción porque "ya los tenían aborrecidos". A día de hoy puedo decir que los he visto en concierto más veces de las que he ido a la peluquería en toda mi vida (y ya sabéis los que me conocéis que por mi pelo ¡MA-TO!)

Sin ir más lejos, hace ya un par de años, mi querida C y yo nos liamos la manta a la cabeza, nos colgamos la cámara al hombro, llenamos el coche de gasolina y nos fuimos a Valencia sólo para verlos (bueno, también fuimos a ver a "Los más amigos" pero de eso ya hablaré en otro post). ¡Qué viaje tan emocionante chavales! Sobre todo cuando, debido a mi terrible inexperiencia en carreteras españolas, casi acabamos en el puerto dentro de un barco carguero.

Superado eso nos quedaba un tremendo fin de semana de cuatro días por delante, y lo mejor de todo, un super-pedazo de concierto esa misma noche para empezar a abrir boca. Si os digo que llegamos tarde al concierto creerme, es cierto. Deberíais haberme visto cruzando las inmensas avenidas valencianas a salto de mata, con semáforos en rojo (me gustan los retos, aunque también AMO LA VIDA, todo con conocimiento, ¿eh?) para acabar escuchando mi adorada "Kevin Mc Alister" desde el acceso para entrar a la plaza de toros de Valencia... ¡MENUDO CHASCO! 

Sin duda este grupo, aunque parezca una tontería, me ha unido muchísimo más a otras personas (y si no que se lo digan al IBIZA morena mía, jajaja) Menos mal que inventaron los USB's en los coches porque conmigo los CD's tenían una vida útil de dos días de tanto repetir canciones. 

Hoy me he animado a participar en un concurso en el que puedes ganar dos entradas para verlos en concierto acústico e intimo (y que queréis que os diga, ¡yo íntimo con ellos lo que quieran!) y me hace mucha, mucha ilusión, porque además coincide con la fecha de mi cumpleaños, aunque este año tengo evento importante ese día y me daría demasiada rabia ganar el concurso porque no podría asistir, pero bueno, yo por si acaso pruebo. 

El caso es que a día de hoy aun siguen sorprendiéndome con sus nuevas canciones y con lo que han llegado a ser desde aquellos inicios en los que no los conocía ni "Peter", me encantan y me arrepiento de no haber sabido disfrutar de ellos desde la primera vez que los escuché... 

Mr. Horrible, 
fan incondicional de Supersubmarina.

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