miércoles, 18 de junio de 2014

El que algo quiere...

...algo le cuesta y mirar por donde, no me lo esperaba y me lo encontré por casualidad...

¿Quién me iba a decir a mi que acabaría con la maldita lingüística y además, con una matrícula de honor en mi expediente?

Como ya os conté, hace poco tiempo acabé una etapa de mi vida preciosísima. Adoro la vida en el colegio, las charlas en la sala de profesores, arreglar la fotocopiadora, hacer funcionar ordenadores de la era del paleolítico, echar un vistazo desde la ventana a los niños mientras juegan en el recreo, pero sobre todas las cosas, adoro sus caras cuando aprenden algo nuevo. 

No puedo tener más claro mi objetivo en la vida (aunque a veces esté cegado por cosas banales e insignificantes). Vivimos en tiempos difíciles y eso muchas veces nos hace perder un poco el "norte" de nuestra vida. 

Aquí me tenéis, otro día más, en la biblioteca entre rocas detríticas, metorizaciones, 500 tipos de magmas y erosiones... ¡Erosionado tengo yo el coco ya de tanta historia! ¿De verdad le puedes decir a un niño de primaria que para saber si un mineral es una halita o una silvina, tienen que chuparlo? ¡¡¡Alucifipo!!!

Necesito terminar y lo primero que haré el viernes será tumbarme a la "bartola" en la piscina. Ya tendré tiempo de no dormir con el dichosito TFG, que ya me gustaría a mi pillar al que lo inventó. Estaría demasiado aburrido y decidió dar por saco a unos cuantos pobres estudiantes. 

Para colmo he descubierto que hace tiempo que en la universidad ya no reembolsan el dinero de las asignaturas en las que obtienes la calificación de "matrícula de honor". No me extraña (las grandes fortunas se hacen así, con el puño bien cerrado). Para poder recibir "algo" de dinero tienes que volver a matricularte otro año más y obligatoriamente debe ser en el curso posterior al que has recibido la matrícula. (Y los que estamos en último curso que, ¿un ñordo pa' nosotros?) 

En fin, menos mal que para mi este reconocimiento vale millones y más vale aún, haber conocido a gente tan maravillosa que me ha enseñado lo que no está escrito.

Me vuelvo otra vez con las malditas rocas y minerales que me están llamando a gritos.


Un saludo queridos,
Mr. Horrible


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